GRULLAS POR LA PAZ, Cristina

¡Hola amig@s del blog! Hoy os voy a hablar de que ha sido el día de la Paz y la clase de 5ºA hemos hecho un montón de grullas colgando en las paredes. La razón de que estemos haciendo tantas grullas es por una historia.

¿Queréis que os la cuente?

Bueno empiezo.

Eran dos niños muy amigos que iban al mismo colegio, la niña se llamaba Naomi y el niño Toshiro.

Llegaron las vacaciones de verano y por esa vez no querían que llegaran porque no se verían en un mes y medio que nunca se acabaría. 

Pasaron los meses y llegó agosto.

Toshiro viajó a Hiyashima dónde vivían sus abuelos que no tenían mucho dinero por culpa de la guerra.

Él no sabía que era la paz pero, pensaba que era algo muy hermoso, al ver cómo los ojos de su madre se iluminaban al hablar de ella, al igual que los suyos cuando él pensaba en Naomi.

El 6 de agosto aviones blancos sobrevuelan el cielo de Hiroshima y Naomi sale de casa a hacer unas cosas. De repente lanzan una bomba atómica y medio millón de japoneses, se desintegran esa mañana. Nadie será ya quien era. Toshiro logró averiguar donde estaba Naomi. ¡Y que aún estaba viva!

Estaba con otros cientos de miles que también habían sobrevivido al horror, aunque el horror estuviera ahora instalado dentro de ellos, en su misma sangre.

Cuando Toshiro llegó vio 20 grullas en la mesa y Naomi dijo: no voy a llagar a hacer las 1.000 que necesito para que se cumpla mi deseo. Él le respondió: no te preocupes. En unas horas terminó las 980 que le faltaban, juntó las que hizo ella y las puso colgando de 100 hilos.

Cuando llegó al hospital no lo dejaban pasar y le rogó al la enfermera. Colgó las 1.000 grullas del techo. Al día siguiente Naomi murió.

Febrero de 1976. Toshiro trabaja de gerente de sucursal de un banco establecido en Londres y cada vez que entran en su despacho ven un montón de grullas. Ellos no se atreven a preguntar. No saben si es alguna tradición suya. Si haces clic aquí tú también puedes aprender a hacer grullas de la paz.

¡FIN!