los monitores de noche, las normas nocturnas, cuándo nos despertábamos, el orden de los objetos y la distribución de los chicos y chicas. Las habitaciones estaban separadas, la de los chicos y la de las chicas. Dentro de las habitaciones había literas y varios armarios. Como no había armarios para todos había que compartir el armario con un compañero. Por la noche no se podía ir al baño y para asegurarse venía un profesor que se llamaba Fernando. Nos despertaban a las 8:30 y los dos últimos días nos despertaron con música.
¡ADIÓS! Romeo
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