Y
el perro contestó: Nada no tengo ni un duro.
Así
la ratita dijo: No, no, no, no, no, no me gusta la gente vulgar.
Luego
se acercó un gato rapero y sucedió lo mismo. Así que cada vez que
se acercaba un chico la ratita decía lo mismo. Pero un ratón le
preguntó lo que todos le preguntaban y la ratita volvió a
preguntarle y cuando este dijo “nada” la ratita preguntó: ¿Nada?
El
ratón dijo: Sí, no me gusta la gente vulgar.
La
ratita se sintió muy mal como se sentían los otros chicos.
Espero
que os haya gustado.
Mi
opinión es que ha sido muy chula.
Un
saludo.
Alba.
Muy buena noticia Alba, muy bien explicado.
ResponderEliminar