Guille y Arturo eran unos chicos que no se llevaban muy bien. Un día se perdieron en el bosque. Guille miró alrededor y sólo había pinos.
Pensaba que era un laberinto interminable. Arturo oyó una voz a su espalda. Arturo dijo: “Tendríamos que estar quietos sin movernos para que vengan a rescatarnos”. Arturo estaba buscando algún sitio para echar la noche.
Al fin pudieron encontrar un lugar para dormir.
Opinión: Me he leído libros que me han gustado más que este.
Un saludo de Susana.
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